sábado, 26 de septiembre de 2009

Estábamos en su pieza. Él acostado en su cama, había estado todo el día alegando que tenía sueño y de igual manera me acompaño a ver a nuestro mejor amigo, Alex. En fín, estaba él acostado y yo estaba a las pies de la cama, con medio cuerpo afuera. Conversamos en esa posición y repentinamente me doy cuenta que su cabeza estaba a 10 centímetros de la mia y mi cabeza estaba apoyada en sus piernas. Pero no estaba asustada ni nerviosa ni ansiosa si no todo lo contrario. Junto a él todo está bien, siempre.

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