lunes, 27 de diciembre de 2010

Llegué al Mcdonald's diez minutos antes de la hora indicada, busco algún sector con pasto cerca de ahí y me siento a pensar. Estaba sumamente nerviosa y para pasar el rato tomé mi celular y me conecté a Facebook, había evitado hacerlo para que él no pudiese cancelar. Estaba harta de excusas. Un mensaje en el inbox. No, no podía darme excusas.
" ¿Qué onda? ¿No nos íbamos a juntar? No confirmamos nada. Necesito saber. Pasaré por el Mcdonald's a las 8:40 a ver si estás pero como no te has conectado no entiendo."
"Era a las 8"

"Es que ni me he duchado, tengo que saber qué voy a hacer para hacer un solo viaje. Tú no dabas ni señales de humo. Estoy complicado para ir, en serio. Pero a ti, ¿por qué te complica después?"
"Básicamente porque estoy en el McDonald's"
"MIERDA. Pero no habíamos dejado las cosas claras, no sé qué hacer, tengo que ver algunas cosas antes de salir y ducharme ¿de dónde vienes?"
"Creo que "mañana a las ocho en el Mcdonald's" estaba bastante claro. De la casa de la kika, no creía que fuera necesaria tanta confirmación"
"Pero necesitaba hacerme bien la idea de salir. Ahora tengo que ver a dónde salgo y salir lo antes posible pero debo ducharme y arreglarme. ¿Estás muy aburrida?"
"La Kika me prestó un libro, pero igual me gustaría que te apuraras"
"Eso trato, dame 15 minutos máximo"
"OK. Te espero en los juegos de la plaza. Pero necesito un mega favor. ¿Puedes traerme algo para abrigarme?"
"OK. Salgo en 5 minutos"
En intervalos yo leía la dramática y romántica novela de vampiros, miraba a mi rededor, escuchaba música, debieron ser los 20 minutos más eternos de mi vida, miraba la esquina por la cual debía llegar cada dos segundos. Finalmente veo a un niño con su contextura que cruzar la angosta calle, pelo negro, y un polerón azul claro en la mano. Debía ser él, pero el no me había visto todavía, disimulé.
Aparenté que leía cuando escuchaba sus pasos en el áspero suelo de la plaza, levanté la vista cuando el ya estaba a un metro de mi, lo miré. Tenía el pelo mojado y por ende tenía mechones juntos en la chasquilla, se había cortado el pelo desde la última vez que lo vi, hace dos semanas atrás. Recibí el polerón y me besó ligeramente los labios. Me puse su polerón, boté un vaso de bebida y él se sentó en un columpio.
-¿Cómo estás?- pregunté

-Bien, ¿y tú?-
-Bien. ¿Por qué necesitas tanta confirmación?-
-No importa, ¿Cómo lo pasaste donde la Kika?-
-Bien, no quería irme de hecho.-
-¿Y por qué viniste?-
-Porque tenía que juntarme contigo a las ocho.- haciéndo énfasis en la hora, pero con una sonrisa. Rió.
-Me hubieras dicho, yo hubiera entendido.-
-Es que estaba harta.-
-¿Estabas harta?-
-De posponer esto- él sonrío simplemente.
-Creo que en este columpio no nos podemos sentar los dos.- Lo ignoré y subi por un rebalín para poder ver la plaza en su totalidad. No, no había pasto.
-No hay pasto, sentémonos en los juegos.- Subió por el mismo resbalín y me lo encontré frente a frente.
-Quiero un desnivel, allá.- lo dejé pasar, se acomodó y yo hise lo mismo.
Nos miramos como tontos durante un minuto y la conversación duró bastante, con intermedios en los cuales conversabamos de trivialidades. No recuerdo mucho pero lo que sé es que él dice que me quiere, pero sin embargo, duda. No pudimos arreglar un malentendido de hace dos semanas. Quiere un tiempo para pensar cosas que van más allá de mi entendimiento, para volver a disfrutar de mi compañía, para que juntarse conmigo dejase de ser una responsabilidad. Duda si me gusta el Vicho o no. Me explicó por qué estaba tan corto de tiempo; su duo con su mejor amiga le quitaba tiempo, y el hecho de que él se quiere dedicar a eso le quita aún más tiempo, tiene dos grupos de amigos y por ende tiene que dividirse el tiempo para juntarse con ellos, y finalmente me explicó que para estar con la persona que quiere... le falicita la vida juntar en cosas grupales. En ese momento se me humedecieron los ojos, me paré y le pasé la mano para ayudarle a que se parara.
-¿Ningún comentario final?- dijo con una voz inocente y triste, mientras me miraba con ojos de cachorro.
-No.- No sé cuál habrá sido mi tono de voz y cómo me gustaría poder saber qué se le estaba pasando por la mente en ese momento.
-Te acompaño a tu casa.-
Se paró y me dió un abrazo. No fue fuerte, sólo me rodeó con los brazos, su pecho quedó al nivel de mi cara, lo abrazé fuerte, me abstuve de llorar. No podía verme llorar. Yo era la fría en la relación, la desinteresada, a mi no me debía afectar esto.
Bajamos de los juegos y caminamos, sin tocarnos, uno al lado del otro. Yo miraba al suelo o al frente, él miraba a su al rededor y a mí en una ocasión. Lo único relevante de la conversación fue que le dije que tal vez al volver de Inglaterra, me fuera dos semanas a Brasil, es decir, más tiempo separados. Y que él no me habló por chat en toda la semana porque quería saber si yo lo haría, pero clara que yo no lo haría, no iba a hablarle como si nada siendo que tenía tanto importante que decirle.
Llegamos a mi casa y prodecí a sacarme su polerón, se lo pasé y me abrazó nuevamente, está vez tuvo significado tal abrazo, como si no fuera a verle nunca más. Lo miré con una cara de suma pena, no podía evitarlo; otra historia de amor que fracasaba. Me acerqué y le besé lentamente la mejilla, él respiró fuerte y no sé como llegamos a nos tomamos la mano. Lo miré y él sonrió mirando para otro lado, como suele hacerlo cuando se está absteniendo de algo que realmente quiere.
-Creo que esto es ridículo.- le dije finalmente.
-Yo no.- respondió mientras miraba a otra parte.
-Si los dos nos queremos... no veo por qué...- estaba buscando mis llaves mientras hablaba
-Ya, me voy.- dijo y se marchó sin más, no esperó que yo entrara a mi casa, ni siquiera que encontrara mis llaves. Supuestamente estaba apurado y se alejó caminando decididamente mientras se ponía su polerón. Me quedé quieta bajo directa luz del alumbrado, contemplando como se marchaba. "Mira hacia atrás" pensé, "Por lo que fuimos, mira hacia atrás", "Si me quisiste, por favor". Nada. Su figura se perdió en la noche y nunca miró hacía atrás. Caminé a la puerta, destruida y con los ojos húmedos.
Metí la llave en la ranura y finjí una sonrisa, mi familia no debía enterarse de mi estado.

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